
By Vernita Gutierrez, Stephanie Jennings and Kate Callen
[Editor’s note: This editorial first appeared in the Voice of San Diego on June 28. View the original article at bit.ly/vosd-planning-groups.]
Hasta ahora, 2018 ha sido el año en que los grupos de planificación comunitaria de San Diego se convirtieron en una especie en peligro de extinción.
Las juntas asesoras de voluntarios, establecidas en 1966 para involucrar a los ciudadanos en las decisiones que afectan a sus propios vecindarios, han sido criticadas en los últimos seis meses por ser antiprogresistas, antiinclusivas, antidemocráticas, sin escrúpulos y demasiado viejas.
The siege began with a Jan. 19 Union-Tribune story titled “San Diego slips to 32nd in builder interest: Planning groups at fault?” It featured complaints from two real estate leaders that advisory groups impede growth because members are “mostly … white and gray hairs” and “housewives who walk dogs.”
Circulate San Diego entered the fray with a Feb. 12 report, “Democracy in Planning,” charging that planning groups too often are cabals that “are closed off to new and diverse voices,” “make it difficult for new residents, often renters, [to participate]” and “short-change the housing needs of younger generations.”
The County Grand Jury joined in with an April 18 report that planning groups have so many flaws — from lax recruitment to slow deliberations — that they need close monitoring and probably should be consolidated.
Merging these 43 groups into a central panel hand-picked by elected officials is a popular idea at San Diego City Hall. But it doesn’t play well in communities where planning groups, whose members are elected, represent the front line of self-government.
Lo sabemos porque somos tres de los cofundadores de una organización sin fines de lucro para los residentes de Golden Hill y North Park. Nuestro grupo se lanzó en 2016 porque nuestros vecindarios enfrentaban una densidad de viviendas de alto impacto y queríamos mantenernos informados al respecto.
Nuestros grupos comunitarios, el Comité de Planificación de Greater Golden Hill y el Comité de Planificación de North Park, son modelos de democracia. Los miembros soportan hábilmente una montaña de trabajo, desde analizar borradores de políticas hasta revisar estudios ambientales y solicitar aportes de la comunidad.
Esta primavera, por primera vez desde que se recuerda, los comités de planificación de Golden Hill y North Park dieron a los votantes del grupo de planificación el mismo acceso a los candidatos que los habitantes de San Diego siempre han tenido en las elecciones de condados y ciudades. En los foros preelectorales, los candidatos del grupo de planificación explicaron su posición sobre temas clave. Los intercambios de ideas y puntos de vista resultantes mostraron el papel vital que juegan los grupos en el proceso democrático.
The County Grand Jury report’s list of interviewees included members of city departments and “representatives of development contractors” but no community residents nor representatives of resident-run groups. To correct that omission, we offer the following insights from our conversations with millennials who rent, working-class families who staked everything to buy their homes, fixed-income retirees living in the same homes for decades, and immigrants in affordable ’70s-era apartments.
La densidad de viviendas es inevitable. Pero los funcionarios de la ciudad y los constructores deben tomarse en serio la mitigación de los impactos de la densidad, especialmente en el tráfico y el estacionamiento. No vemos planes para aumentar la infraestructura suficiente para acomodar nuevas viviendas, y esto es siniestro.
Trying to pit renters against homeowners, or seniors against millennials, shows a complete unfamiliarity with residential quality-of-life issues. If the natural light that streams through a window is blocked by a four-story condo tower, the resulting darkness will be just as depressing for renters in their 20s or owners in their 60s. And weekday commuters of all stripes will suffer equally when new housing stacks up traffic and further clogs rush-hour roads.
The biggest hindrance to affordable housing is the ease with which builders buy their way out of sensible set-aside requirements for lower-income units. And let’s not forget how many existing affordable units will be razed to make way for market-rate projects.
Los urbanizadores que buscan proyectos futuros en Golden Hill y North Park deben pensar detenidamente en la construcción rápida de búnkeres de gran tamaño que estropearán el carácter histórico y la escala humana de estos vecindarios.
En los intercambios del foro entre candidatos y votantes, surgieron ideas sobre cómo las personas con puntos de vista dispares sobre los problemas de crecimiento pueden encontrarse en algún punto intermedio. El objetivo era que los participantes se fueran con la sensación de que, si seguimos hablando de manera constructiva y respetuosa, podemos encontrar formas de aclarar las leyes de uso de la tierra, generar consenso y evitar batallas prolongadas sobre proyectos controvertidos.
En las elecciones posteriores, los votantes eligieron miembros del grupo de planificación que son diversos en edad, antecedentes, intereses y experiencia de vida. Estamos ansiosos por trabajar con estos representantes en nombre de los vecindarios que amamos.
—Vernita Gutiérrez y Kate Callen son residentes de North Park. Stephanie Jennings es residente de Golden Hill. Los tres forman parte de la junta directiva de SoNo Neighborhood Alliance, un grupo que informa e involucra a los residentes sobre problemas de calidad de vida.